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Planea con anticipación. La anticipación es algo que hace que el tiempo se vaya más despacio. Si no puedes esperar a que algo o algún evento suceda, entonces el tiempo, hasta que eso ocurra, será extremadamente lento. Esto es en su mayor parte molesto e incomodo, pero para ti que quieres que el tiempo reduzca la velocidad, será un buen método. Sólo asegúrate de que siempre tengas algo para planificar. Algo bonito con lo cual despertar cada mañana, algo interesante que puedas hacer cuando llegues a tu casa del trabajo. Solamente tienes que pensar en algo que te guste ¿Una persona, una comida o un pasatiempo tal vez?
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Préstale atención al tiempo. ¿Te has preguntado por qué se tarda tanto tiempo para que puedas salir de clase, o para que llegues rápido de la casa al trabajo? ¿Y por qué el tiempo pasa tan rápido cuando estás hablando con alguien que te gusta, o cuando estás viendo una buena película? Se debe a que, cuando te sientes aburrido o inquieto para que algo termine (como el día de trabajo), enfatizas en el tiempo. Miras el reloj todo el tiempo, esperando que sea la hora exacta para que te puedas ir. Ahora, cuando estás con alguien que te gusta o estás viendo una película, te olvidas de pensar en el tiempo, y entonces se pasa por desapercibido. Por lo tanto, lo que tienes que hacer es cultivar el hábito de tener un reloj contigo y verlo con frecuencia para que disfrutes cada momento al máximo. Esto hará una gran diferencia.
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Concéntrate en el presente. No pienses en todo lo que vas a hacer mañana, o en el próximo año o en 10 años. Piensa en lo que estás haciendo ahora, reflexiona sobre el presente. ¿Te estás divirtiendo? ¿Te sientes feliz con lo que estás haciendo? ¿Podrías estar haciendo otra cosa mejor? Haciéndote estas preguntas varias veces al día, harás que el tiempo pase más lento. Logarás también conocer lo que realmente te gusta hacer y lo que no crees que sea digno de tu tiempo.
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